Andy Ustate Ariza: ¡que nadie tenga en poco tu juventud!

Andy Yampier y su madre, Inírida Ariza

Los caminos de herrumbre que deben transitarse para llegar a esa casa, con vestigios todavía, de caña de bahareque y barro cocido traen a la memoria los versos del compositor que habla de un pueblo con calles raras o los prístinos senderos de una localidad nacida a mediados de mil setecientos, como mencionara Gutiérrez Visbal en su novela.

En los contornos del barrio La Florida, zona limítrofe con el corregimiento de Varas Blancas, se encuentra esa casa asentada sobre las bases de la sabiduría y las columnas de la prudencia, poseedora de los sueños y anhelos de quienes la habitan. Es la casa de un líder que se ha forjado desde muy temprana edad, de un joven que pidió la palabra y hoy asume la representación de su comunidad desde la corporación edilicia del municipio de La Paz.

De talante discreto y comedido. Los silencios que emanan de sus modos tienen la diligencia de los corazones atentos y la disposición a escuchar activamente, virtudes indispensables de la cordura. Es de trato afable; en el pueblo, muchos lo quieren. Le saludan en la calle con la confianza de seres conocidos de los habitantes de comarca y él corresponde a las expresiones de afecto con igual o mayor intensidad. De iniciativa y profundo compromiso con sus ideales, tal como lo refirieron varias personas el día que fue elegido presidente del Concejo, al apreciar la fuerza de su voz y de sus argumentos.

La personalidad del recién elegido presidente del órgano de control político es motivo de alegría para su madre, Inírida Ariza, quien apela a la sinceridad para asegurar que todos los recientes logros de su hijo a veces ni se los cree; sin embargo, agradece a Dios por esa realidad. Jamás había contemplado la posibilidad de que el menor de sus hijos estuviese involucrado en esos menesteres.

Lo ha visto tan entregado a sus estudios universitarios que le sobrecogió el asombro cuando le dijo que iba a postular su candidatura al Concejo Municipal y, según afirma, no tuvo de otra que respaldarle en ese desafío que asumió. Al fin y al cabo, terminó disfrutando de todo el proceso de campaña y descubrió en ella habilidades de liderazgo que hasta entonces no sabía que tenía.

Dentro de los entornos que le han aportado a su formación humana, se encuentran su familia, la cual le ha enseñado a valorar la vida y el amor al prójimo; el contexto escolar que le ha equiparado con bases intelectuales; la dimensión religiosa, teniendo como fundamento la inmutable confianza en Dios y el barrio donde coexiste con otros y ha aprendido a dedicarse a intereses que van más allá de sus propias aspiraciones.

Desde su infancia le gustaba liderar y asumir la vocería. Con todo y eso, nunca pasó por su mente infantil estudiar y prepararse para ser abogado o quizás ser el concejal y, mucho menos, el presidente de concejo más joven de Colombia. Vislumbró la posibilidad de convertirse en profesor puesto que era un asunto muy nombrado en los corrillos familiares y comunitarios de la época. Organizaba cultos con sus amigos y él hacía las veces de orador.

Su enfoque vocacional está determinado en el área de las humanidades. Decidió estudiar Derecho porque, según él, es un vehículo mediante el cual considera que puede ayudar a quienes necesitan que haya justicia en sus corazones y en sus vidas y que puedan mantener la calma en el momento que sufran por arbitrariedades.

Muchas han sido las personas, dentro de su círculo de familiares y amigos, que han dejado una impronta en su carácter, entre ellas su madre que siempre se ha mostrado abierta a sus intereses y proyectos y el rector de la Institución donde se graduó de bachiller, Wilmer Galindo, quien le ha asistido durante y después de su proceso como alumno del plantel educativo.

Una de sus experiencias más gratificantes fue la de haber sido personero estudiantil en el Colegio San José, en el año 2017. Representó en ese entonces la voz de los estudiantes, quienes veían en él un líder y un ejemplo a seguir y contaban con su respaldo para el desarrollo de diferentes actividades recreativas. Allí se formó ese joven que hoy se desenvuelve en escenarios políticos decisivos.

La vida le ha enseñado a colocarse en el lugar de los otros, cualidad que se define como empatía. Es poseedor de una gran sensibilidad humana; continuamente se levanta y sigue luchando en el empeño cotidiano. Ha sabido encontrar en el interés por los demás el antídoto para sus problemas y dificultades.

“Él me decía: -mami, ¿será que voy a ganar?- a lo cual le contestaba: hijo, ¡ya usted es ganador! Cuantas veces él me preguntaba, yo le aseguraba lo mismo y le impartía confianza. Quise tener tranquilidad sabiendo que había hecho todo lo posible para que alcanzara el objetivo”, comenta Inírida Ariza con gran emoción.

No pocas son sus esperanzas. Desde que aspiraba ser elegido concejal se encontraba lleno de muchos deseos de servir a su municipio. Se considera un fiel representante de la juventud y quiere desarrollar su trabajo, principalmente, con personas en dicha etapa de la vida que resulta ser determinante para los ciclos posteriores de la existencia.

Andy Yampier es un receptor de aquellas declaraciones que el gran misionero de la literatura neotestamentaria dirigiera a un valiente joven colaborador: “que nadie tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo para todos en palabra, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Tim. 4: 12). Y, si los ideales y principios que se esgrimieron entonces se mantienen inquebrantables, habrán valido la pena los próximos cuatro años de ejercicio político en aras del patrimonio cultural y social y los intereses del pueblo pacífico.

Por: Alexander Gutiérrez Navarro.

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