El problema mente- cerebro

FILOSOFÍA/ CIENCIA


Fuente: books.google.com

Dedicado a Mario Bunge


Yo siempre cuento las cosas desde adentro y el otro es quien las hace desde afuera. En muchísimas ocasiones el otro se iba de rumba y yo me quedaba con una melancólica soledad en este cuartito; él comía y yo pensaba, se vestía y yo leía, tomaba y yo me enguayababa. Llegué a creer que estábamos ligados a un propósito celestial que separaba la mente del cerebro o exacerbaba el problema mente-cerebro. No sé, pero el asunto me resultaba exasperante; no comprendía si yo era el de la mente o el del cerebro. 

Mientras cubría la guardia del viernes por la noche, escuché un silbido aproximarse desde el fondo del pasillo. El aroma del pabellón era aséptico. La muerte ronda allí siempre, se convive con ella. A nosotros ni nos perturba; salvo, cuando llegaba en forma de milagro. En esos días, Mercedes siempre me buscaba erizada bajo las frías sábanas de la noche. Le gustaba desposeerme de calor para saciar sus instintos y hacer más llevadera la vigilia -incluso, llegó al extremo de pedir a su jefe sincronizar sus horarios conmigo-. El otro (la persona del problema mente - cerebro ) experimentaba un desafecto que lo confinaba a un lejano llanto de su alma . Para mi era una epifanía y para él un calvario. 

Con frecuencia me habla al oído en tono de consejo, entrando a mi mente sin yo oponer resistencia; como un rumor sigiloso de miedo o felicidad. Desarrolló la capacidad de memorizar todos mis pensamientos y sueños con un detalle riguroso. En ocasiones me desconectaba del presente para llevarme al pasado. -¡ oh, lo ha hecho de nuevo!- ahora me encuentro ganando un concurso de pintura; sinceramente, por lo que recuerdo, más didáctico que artístico. Ahí está desentrañando mis memorias ese espectro, poniéndolas de manifiesto aquí y ahora. No sé si esto trae locura o felicidad pero la cosa siempre me inquieta. 

Cierto día me propuse acabarlo. Para ello no sabía si hacerlo desde la mente o desde el cerebro. No conocía realmente su dominio. Si lo hacía con la mente era una contienda, si lo hacía con el cerebro era un suicidio y probablemente no lo estuviera contando.

Por: Carlos Oñate.


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