Filosofía en tiempos de netflix, perreo, decandencia política y covid 19 (parte 1)

Imagen: Carlos Oñate

Se suele pensar en la filosofía como un oficio encasillado en la imagen de un hombre cincuentón,  enigmático, con barba tupida y sotana mugrienta; puede que sí, pero, ¿qué tal si se nos presenta en forma de  melenudo dicharachero, usando camisa de AC/DC y hablando del contenido sociológico de las letras del género urbano? De repente, bailando safaera de badbunny  o quizás, como mujer de sexy gafas, culta y fumadora, al mejor estilo de Clarice Lispector.

El covid 19 me ha permitido volver a esos libros de títulos llamativos que te magnetizan cuando los ves en las estanterías y que no habías podido leer por falta de tiempo. Filosofía en 11 frases del Argentino Darío Sztajnszrajber es uno de ellos. Este profesor, medio maradoniano y de una altivez retórica nos hace un recorrido lleno de lucidez por la historia de la filosofía y la incidencia de sus frases en la cotidianidad con sus múltiples paradojas y estallidos mentales, utilizando la deconstrucción como herramienta analítica que rompe con el paradigma clásico del ideal filosófico, convirtiéndolo, de una manera ingeniosa, en una propuesta literaria.

Las  líneas temáticas de la filosofía son diversas y no siempre apelan al estudio tradicional del ser en cuanto a qué es, la estética en cuanto a lo bello, la ciencia con sus diversos linderos y el tiempo en cuanto su aparente ideal de cosa absoluta. La filosofía vista desde una óptica más disruptiva se presenta como la salida a muchos problemas existenciales, entre ellos la muerte. A mí, particularmente, me ha quitado las ideas suicidas y me ha devuelto la fe en Dios desde hace ya más de cuatro años. La filosofía te enseña el valor de proyectar tu amor hacia los demás sin despojarte del tuyo.

Es posible imaginar la filosofía como una lucha entre lo eterno y lo efímero. También puede explicar el origen del miedo a la muerte de una persona con ánimos suicidas que encuentra en las reflexiones filosóficas el sentido de Dios y la vida.

Por: Carlos Oñate.